Colombia, 1ª parte: Eje Cafetero.




Bien, pues vamos a empezar con las "crónicas viajeras" de este 2017. Este año el país elegido ha sido Colombia.
(Como siempre, las fotos se ven mejor pinchando sobre ellas).
Ya me imagino, porque a todos nos ha pasado con amigos y familiares, que, al oír la palabra "Colombia", muchos sienten un cierto temor: ¿no es un país peligroso?. Otros empiezan a recordar a las FARC y otras guerrillas, y otros tienen en su mente cosas como la serie "Narcos".
Todo eso, indiscutiblemente, es parte del pasado y de la historia de Colombia, qué duda cabe, y está claro que es un país que ha sufrido muchísimo. Pero lo que también es cierto es que, con sus luces y sus sombras (no todos están de acuerdo en cómo se ha gestionado el proceso), hoy, salvo en zonas muy determinadas (a las que se recomienda no viajar), Colombia es un país tranquilo y en paz.  
Y es un país precioso, muy variado, lleno de contrastes, tanto de clima como de paisajes, y con una gente amabilísima.
Vamos a empezar por el eje cafetero, una zona que comprende tres departamentos: Caldas, Risaralda y Quindío, cuyas capitales son respectivamente Manizales, Pereira y Armenia. Nosotros llegamos en avión a Pereira desde Bogotá.
(De hecho, nuestro viaje empezó-y terminó- por Bogotá, pero a esa ciudad le dedicaré otra entrada del blog).




La temperatura es más fresca que en la zona de la selva o en el Caribe colombiano, ya que es una zona más alta (el café necesita tierras más altas para poderse cultivar).

Visitamos una hacienda cafetera, la "Hacienda La Morelia". En esta visita, se hace un recorrido  por todo el proceso de elaboración del café, y también se pueden degustar sus distintas variedades (Aviso: el café produce efectos laxantes. Cuidado con las degustaciones, no os excedáis porque lo podéis lamentar después, como me ocurrió a mí).
Éstas son las pequeñas plantitas de café, antes de ser trasplantadas al cafetal.



Seleccionando los granos del café.


Secado del café. No se puede hacer al aire libre sin protección: llueve demasiado.


Gracias al clima de la región,  los cafetales están casi siempre en flor, así que recogen dos cosechas al año. Pero esto hace que tengan que recolectar el café a mano (si lo hicieran a máquina, estropearían las flores, porque no todos los frutos maduran al mismo tiempo).
Aquí podéis ver la flor del café:



 Ésta es una de las variedades más apreciadas. En Colombia sólo se cultiva café de la variedad "Arabica", está prohibido cultivar o introducir semillas de otras variedades.





Una vista de los cafetales:



La mayor parte del café que se produce está destinado a la exportación, por lo que, fuera de la zona cafetera, curiosamente, no es que se encuentre un café precisamente maravilloso en Colombia (el café habitual es bastante normalito, cuando no regular). Aunque ahora están intentando potenciar el consumo de buen café colombiano en todo el país, con franquicias como “Juan Valdez” (sí, como el del anuncio).

Después de visitar la hacienda cafetera, nos dirigimos al Valle del Cocora.



Para llegar a este valle, el último tramo de carreteras es bastante estrecho y tortuoso, por lo que no puede subirse en autobús. El recorrido se hace en "Willys". 



Son Jeeps de la II Guerra Mundial: según cuentan, a finales de los años 40 y principios de los 50 del siglo pasado, Estados Unidos vendió a Colombia los excedentes de producción de estos jeeps, para destinarlos a transporte en el campo. Hay algunos más  modernos, pero otros continúan funcionando desde entonces. 


Son muy útiles para transportar personas y mercancías por las carreteras estrechas de las zonas más montañosas. 
Si no amenaza lluvia, el viaje es muy divertido: van descapotados, e incluso se puede viajar de pie, tomando fotos y disfrutando de las vistas.

Al llegar a la entrada del valle, nos recibieron con un "canelazo", una bebida tradicional de la zona, caliente, hecha de aguardiente, agua de canela, y panela. Y, antes de empezar nuestra visita, nos fuimos a comer a un restaurante llamado "Donde Juan B", en el que comimos pollo a la plancha (muy bueno, y la ración, gigante), y truchas (según los que la tomaron, deliciosas).



Éstas son palmeras de cera, características de esta zona. Las palmas de cera, según nos contaron, son las más altas del mundo, y  también las que crecen a mayor altura (normalmente, estamos acostumbrados a ver palmeras más bien en zonas costeras o más bajas).
Es una especie protegida, puesto que, durante muchos años, estuvo sometida a una sobreexplotación, tanto por sus hojas como por la cera de sus troncos, y llegó a estar en peligro de extinción. Por eso, ahora es costumbre que muchos de los visitantes del valle planten palmeras, para ayudar a la reforestación. Los de mi grupo plantamos tres.


La zona del Valle de Cocora está cubierta de bosques nublados; normalmente hay una niebla que tapa las cimas de las montañas que los rodean.
Iniciamos después una caminata por el bosque, que nos llevaría a un mirador. Y digo "iniciamos" porque yo no la pude concluir: desgraciadamente, ciertos "efectos colaterales" de la degustación del café, que ya mencioné antes,  hicieron que me tuviera que dar la vuelta rápidamente y buscar refugio en un bar. Ahora me río, pero la verdad es que se pasa mal...
Así que ya sabéis: si tenéis previsto visitar alguna finca cafetera y después hacer alguna excursión, ojito con tomar mucho café. La selva, o el bosque de niebla, no es el lugar más adecuado para sufrir la "llamada de la naturaleza", jajajaja. Yo tuve suerte de que me pillara al principio de la caminata.



Al menos, pude disfrutar de parte de ese valle y ese bosque, que son una auténtica maravilla. 

Al día siguiente, visitamos la Reserva Otún Quimbaya.
Es un parque natural, en plena selva.


Se pueden hacer unas cuantas pequeñas rutas por la selva,  en general no muy duras salvo por la humedad.  
Yo escogí la más plana (no subo bien), por la zona de humedales.


Llevo una redecilla para protegerme de los bichos. Después, tampoco había tantos, pero por no quitármela... jajajaja. 

Durante toda la caminata, vas viendo la exuberante vegetación de la selva...




...y muchísimos animales.  Aquí una lagartija de cola azul, escondiéndose (o intentándolo al menos).


Flores de la selva...


A lo largo del paseo, pudimos ver aves, y escuchar a los monos aulladores, que estaban en zonas más altas de la selva. Impone oírlos...
Y, para quienes les gusten, hay mariposas preciosas. Quienes me conocen saben que no se trata, precisamente, de mi animal favorito, pero reconozco que las de la selva son impresionantes.
Tuvimos suerte: nada más terminar nuestra excursión, empezó a llover torrencialmente, y acabó conviertiéndose en una tormenta tremenda, con rayos cayendo muy cerca de donde estábamos. Tardamos en salir, con tanta agua.

Y no podemos olvidarnos de los encantadores pueblos del eje cafetero. Sobre todo,  Filandia y Salento.

En Filandia comimos en el restaurante Helena Adentro.  (pinchando aquí veréis algo más de este restaurante, porque su página web está en mantenimiento). Es un restaurante muy especial.


Preparan comida colombiana, con productos fundamentalmente de la zona, pero con un toque especial. Cocina “de diseño”, pero muy rica.
También venden postres y dulces.
Nos sirvieron varios platos distintos, en pequeñas porciones, casi como tapas.


El plato que veis en la foto son patacones con camarón y guacamole. El patacón se prepara con trozos aplastados de plátano verde, con los que se forman una especie de tortitas, que se fríen. Se utiliza como acompañamiento de muchos platos, o como base en la que se colocan otros alimentos, salsas...
También preparan en este restaurante cócteles (alcohólicos o no) con zumos naturales. Deliciosos.



Una de las artesanías típicas de Filandia es la cestería: se fabrican cestas y cuencos tejidos, de colores variados. Estaba prevista una visita a un taller, pero, como en las carreteras del eje cafetero nunca puedes prever lo que vas a tardar, fue imposible ir. 
Eso sí, vimos cestas en las muchísimas tiendas de recuerdos que hay en la plaza mayor y en las callecitas de alrededor.
Una vista de una de las calles:

Y ésta es la iglesia, en la plaza mayor. La iluminación iba cambiando de color: verde, roja, azul... produciendo un curioso efecto.


Otro color.



Y esto es Salento. Un pueblo lleno de encanto y colorido, con calles muy animadas, llenas de tiendas de recuerdos, cafés, bares, pastelerías...


Esta calle acababa en una empinadísima escalera que conduce a un mirador. 



Llaman mucho la atención los colores de las casas. Ninguna está pintada igual a las demás.



Al fondo se intuye la escalera que os comentaba.



El pueblo estaba animadísimo, y los bares, llenos,  porque se jugaba el partido Perú-Colombia, decisivo para la clasificación para el Mundial de fútbol de 2018. Empataron, y se clasificó Colombia, así que imagino que la juerga duraría hasta altas horas de la madrugada. Nosotros no nos quedamos hasta tan tarde, sólo vimos la alegría de los trabajadores del hotel...
Aquí, aparte de una "flota" de los "Willys" de los que hablábamos antes (salen de la plaza del pueblo a hacer sus recorridos y excursiones), podéis ver cómo están preparando y decorando uno de los bares para ver el partido, con una enorme bandera colombiana.


Más calles de Salento


Y el puesto de limonadas, zumos, frutas y helados de la plaza. Las frutas aquí son una auténtica maravilla, desde las más conocidas para nosotros, como piñas, sandías y melones, hasta las más exóticas, como los lulos (con un rico sabor cítrico) y los tomates de árbol, pasando por mangos, papayas... Todas en su punto exacto de maduración, dulces y deliciosas.



También tengo que hablaros del hotel en el que nos alojamos, el Hotel Bosques del Samán, porque tiene un encanto muy especial.

El hotel es precioso. Está en una hacienda cafetera, con habitaciones tradicionales,  y tiene una cocina estupenda.

Aquí, una vista de las terracitas de las habitaciones, cada una con su hamaca.



También tiene sus propias plantaciones de café, como os digo, así que se pueden hacer recorridos  y ver también todo el proceso de recolección y elaboración del café, y otras actividades como ordeñar vacas.
Otra actividad interesante es la posibilidad de hacer tirolina,  por encima de la selva y los cafetales. 


Yo soy muy cobarde para este tipo actividades, pero los que lo hicieron, volvieron encantados de las vistas.


Aunque ya os he enseñado algo de comida, vamos a ver algún platito más tradicional.

Esta es la "Bandeja paisa". 



Dicen que este plato era la única comida que tomaban al día los trabajadores del campo, de ahí su alto contenido calórico. Pero a algunos amigos, deseosos de probarla, se les ocurrió pedirla PARA CENAR. Y, claro, aunque estaba riquísima, no fueron capaces de terminársela.
Lleva chicharrones, judías rojas, aguacate, carne picada, chorizo colombiano o salchicha, huevos fritos,  plátano frito y arroz. De dieta, como veis. Algunos añaden morcilla y “hogao”, una especie de sofrito o salsa con tomate y cebolla.

Visitamos también la zona de Santa Rosa de Cabal, y allí estuvimos probando los chorizos colombianos. 


El chorizo colombiano es muy bueno, pero a mí me recuerda más a una salchicha o longaniza. Se hace a la brasa y lo sirven con arepas.



A Santa Rosa de Cabal no fuimos sólo a comer chorizo, sino también a las Termales de Santa Rosa. Yo no subí porque no me encontraba bien, pero el resto del grupo sí subió, y algunos se bañaron. La foto es robada a unos amigos.


Son cascadas de aguas termales que van a caer a unas piscinas naturales,  con otras piscinas más grandes.  

Con este bañito en las aguas termales termino la crónica cafetera. Pero seguiremos con más lugares de Colombia...


Comentarios

  1. Que maravilla de zona, sus paisajes verdes, sus calles, el hotel,... todo me gusta. Yo quiero ir!!
    Un beso.

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  2. Gracias por compartir querida Morguix,me ha encantado todo ,el paisaje exuberante y maravilloso,.....el colorido de las casas y la comida.......¡¡¡¡
    Muchos besitos¡¡¡

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  3. ¡Vaya Marga! Lo de los Willys esos me pone los pelos de punta, si te toca uno de los de los ´50 es para temblar, jajaja. Y lo de los insectos ya ni te cuento, yo tendría que utilizar una maya de cuerpo entero, me dan pánico, jajaja.
    Buena recomendación lo del café porque a mí me fascina el café de Colombia, es curios que aquí disfrutemos de su mejor café, y allí solo les quede lo "peor", más o menos como nos pasa aquí con la fruta y la verdura, que lo mejor se lo comen fuera de nuestras fronteras.
    Colombia me parece un país fascinante, y aunque tengamos "prejuicios" es bueno ver como personas como tú nos abrís los horizontes para perder el miedo y lanzarnos a la aventura de visitar un país tan rico en cultura y paisajes.
    Besos, espero con impaciencia tus sigueintes post de tan bonito viaje.

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    1. Jajajaja, no creas, esos "Willys" son durísimos. Se viaja bien en ellos, aunque no es que sea un transporte muy "glamouroso", pero cumplen su función.
      Pues aquí no había nada de bichos comparado con una de las próximas entradas, ¡tela!.
      Besos.

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  4. Hola Marga. Cuando te dejé el comentario en otra entrada te dije que intuía donde debiste pasar esas vacaciones y la verdad es que no me equivoqué en mucho jj.
    Nos has presentado un estupendo reportaje con unos paisajes preciosos y unos lugares de ensueño. Es una pena que en esos lugares no se pueda ir por todos sitios pero como dices y por las noticias hay lugares a los que no se debe ir.
    Estoy seguro que lo pasaste de maravilla aunque tuvieras alguna "incidencia" en un recorrido, supongo que para otra vez lo tendrás en cuenta.
    A ver para cuando es el siguiente recorrido. No me cabe duda de que será tan bonito o más que este que nos dejas.
    Que pases un buen domingo.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias.
      Sí, recuerdo el comentario... aunque aquí no fue donde tuvimos el problema con la altura, sino en Bogotá, que está a 2640 metros...
      La verdad es que es una maravilla de país.
      Un abrazo.

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  5. Estupendo reportaje, yo he tenido compañeros colombianos, me contaban, pero es para verlo. La "pan paisa" que rico y que recuerdos en la finca. Esperando la parte 2ª

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    1. La bandeja paisa es buenísima, pero una auténtica bomba, jajaja.

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  6. Precioso reportaje de ese maravilloso viaje, las fotos espectaculares, yo conozco Perú y son paises que dejan huella.
    Besitos guapa

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  7. Que bonitos paisajes , me gustaria verlo besitos

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  8. Sabía que leer sobre tu viaje me iba a dar mucha envidia :) Me encantan las fotos, me han dado ganas de ponerme a ahorrar para conocer algún día Colombia :)

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    1. Pues es una maravilla de país, y además, muy variado. Te encantaría.
      Besos.

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  9. Wow! La verdad es que es bonito a rabiar y es cierto que da un poco de miedo por la fama que tiene de peligroso, pero viendo tu viaje, me ha dado envidia esos platos probados de primera mano. Quitando "el incidente" con el café menudo viaje más chulo has hecho. Te felicito y las fotos una pasada. Bss guapa!!

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    1. Ya os iré poniendo más entregas, la verdad es que es una pasada de país. Y yo no tuve ninguna sensación de peligro, aunque está claro que no pisé ninguna de las zonas, como las de la selva amazónica, donde dicen que todavía queda algo de peligro.
      Un beso, y gracias.

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  10. Preciosas fotos y precioso viaje :o) Yo no creo que con la tirolina pudiera disfrutar de las vistas, es que con los ojos cerrados una no ve nada jejeje
    Ya estoy de vuelta después de unos días sin cole, iré poniéndome al día!
    Besos y feliz semana,
    Palmira

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    1. Jajajaja, yo ni siquiera podría tirarme con los ojos cerrados... ¡qué miedo me da!.
      Besos.

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  11. PD: Has cambiado muchas cosas en el blog, ¿no?! Me gusta!

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    1. Uy, perdí la plantilla que tenía, así que tuve que cambiarlo a la fuerza. Photobucket cambió su política de imágenes, y desapareció todo el fondo de pantalla, el encabezamento... Como no pude ponerme en contacto con quien me lo hizo, me quedé sin nada. En la primera entrada de septiembre conté un poco la historia...

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  12. Bonitos los paisajes de los cafetales, aunque haya mucha humedad. Es curioso que con tanto cafetal luego el café que se toma en los bares solo sea regular, claro que debe ir casi todo a la exportación.
    También son muy curiosas esas casas con tanto colorido. Sin duda es un país con mucho contraste digno de ver con tranquilidad.
    Besos.

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    1. Uy, aquí casi no había humedad comparada con otros sitios, que ya os enseñaré en otras entradas.
      Sí, a mí también me llamó la atención, yo pensaba que se tomaría café excelente en cualquier sitio, pero debe pasar como con las frutas de algunos sitios de España, que las mejores van a la exportación.
      Un beso.

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  13. Marga hay tantas cosas bonitas en Colombia que se me ha olvidado la mitad de lo que te quería decir. Me encantan esos colores tan intensos y tan bonitos ¡son una maravilla! Es una pena que pensemos en Colombia como peligrosa por cosas del pasado, es como si la gente siguiera pensando que España es peligrosa por ETA... En fin...

    Lo del café me llama mucho la atención. Es una pena que la buena producción se venda casi en exclusiva fuera y el café sea mediocre... pero pasa con muchos productos en muchísimos países (incluido el nuestro)

    Gracias por tu consejo para las catas de café ¡me encanta que la gente sea tan sincera!

    EStoy deseando leer tu próxima crónica.

    ¡Besos mil!

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    1. La verdad es que es un país maravilloso, que merece mucho la pena visitar.
      Lo de destinar lo mejor a la exportación suele pasar, pero sí que te llama mucho la atención, aunque me parece que están valorando ya más su café dentro del país.
      En cuanto a la "sinceridad", jajajaja, es que lo pasé realmente mal. Supongo que si tienes costumbre de tomar muchos cafés al día no lo notarás, pero yo que sólo tomo uno o dos, y siempre con leche o con hielo, pues me vi bastante "afectada".
      Pero bueno, son anécdotas que pasan en los viajes, que después recuerdas y te ríes.
      Besos.

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  14. Fui siguiendo por instagram tus vacaciones ,si entonces me enamoro ahora con esta preciosidad de fotos ni te cuento ,sin duda Colombia tiene que ser una preciosidad , tengo una compañera colombiana que siempre me esta hablando de lo bonito que es todo alli y lo rica que es su comida ,eso si aun no he conseguido que me traiga nada para probar de lo que hace jajaja .
    Mañana le dire que he visto un poquito de su pais y el voy a pasar tu post por wasap a ver si ha estado en esos sitios o los conoce .
    Muchas gracias por compartirlo he disfrutado un monton con tu nararracion ha sido como si hubiera estado alli.
    Bicos mil wapa.

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    1. Pues dile a tu compañera que te prepare algún plato típico, que hay cosas riquísimas. Cada zona tiene sus platos diferentes, como es lógico, pero todos muy buenos.
      Muchas gracias, guapa.

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  15. Me resultan familiares las fotos (yo no he ido ¡mas quisiera!) pues mi hijo mediano se casó en Mayo y fueron de viaje a Colombia. Tiene que ser un país precioso, desde luego.
    Besos guapa

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    1. Pues eligieron un sitio estupendo para viaje de novios, está claro.
      Un beso.

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  16. Hola Marga, me han remitido a verte y no pude de la curiosidad. Soy colombiana y acá estoy, el eje cafetero es una tierra preciosa, comida deliciosa, paisajes bellos. Me alegra ver que haya personas como tu que sin prejuicio se lancen a conocer este bello país que tanto amo. Con tanta cosa acuestas, que uno de colombiano carga, una etiqueta completa..., pero lo dejo ahí.
    Mis suegros tienen también finca cafetera, en otro punto de Colombia, me llama la atención lo del tipo de café, la verdad hay más variedades, sin embargo la más famosa cultivada es la que mencionas. El viajar a estas tierras andinas llenas de cordilleras, las lomas, las trochas, los caminos y las montañas siempre harán parte del paisaje y de la caminada.
    Nunca he hecho una cata de café, yo tampoco soy muy cafetera, un café en la mañana y sale. los cafeteros en casa son mis padres.
    Bueno pues un placer conocerte y ya me paso por la segunda parte ;)

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    1. Hola, Natalia, me alegro mucho de verte por aquí. Tienes un país realmente precioso, y, aunque haya vivido momentos muy duros, se nota que la gente es luchadora y fuerte, y poco a poco va consiguiendo superar esas circunstancias y esas etiquetas que mencionas.
      La zona cafetera es realmente una maravilla, merece mucho la pena la visita.
      Un beso.

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