Cartagena de Indias (Colombia, 3ª parte)




Ya, ya sé que casi estoy a punto de hacer mi viaje de este año, y resulta que me quedan sin publicar dos crónicas del viaje anterior.
Pero, qué queréis que os diga, las cosas se me complicaron un poquito, como algunos ya sabéis, y he escrito poco en el blog.
Así que, como no quiero que se me junten las crónicas con las del próximo viaje, aprovecharé estos días para publicar las que me faltan. Y empezaré por Cartagena de Indias.

Que Cartagena de Indias es una de las joyas de Colombia es algo que está fuera de toda duda.
No sólo por su historia, sino por su belleza, el colorido de sus calles, su animada vida nocturna y diurna, la simpatía de sus gentes, y el entorno natural que la rodea.
Es una ciudad que merece la pena visitar, ya sea como destino único o como una de las etapas de un viaje a Colombia. En cualquiera de los dos casos, siempre es conveniente destinar tres o cuatro días a explorar esta maravillosa ciudad.


Eso sí:  tenéis que prepararos para el calor. Sí, ya sé que los del centro  y sur de España sabemos bastante bien lo que es el calor… pero os aseguro que en Cartagena la sensación térmica es bastante superior a la de aquí (en general, salvo días horribles de calor). Y he vivido en Extremadura muchos años, jajaja.
Pero es que, en Cartagena, la humedad es muy alta. Tanto, que hasta resulta difícil maquillarse si no se usan los productos adecuados; por ejemplo, yo era incapaz de pintarme la raya del ojo con un lápiz, porque sudaba tanto que no se marcaba la línea (si os queréis pintar, mejor con “eye liner”, jajajaja). Si tenéis problemas de pesadez de piernas o retención de líquidos, como yo, os recomiendo que llevéis alguna crema adecuada, aunque en los "spas" de los hoteles también suelen venderlas.

Ante tanto calor, es conveniente emplear las horas centrales del día para descansar, o para bañarse en la piscina o hacer alguna excursión a la playa (pero no a las playas de Cartagena, que no son demasiado buenas. Hay sitios cercanos que merecen la pena, como ya os indicaré). Y hacer nuestras visitas turísticas y nuestros callejeos a primera hora de la mañana o última de la tarde, o incluso por la noche, que hay bastante animación.




Hablo de callejeos porque uno de los principales encantos de Cartagena es, precisamente, pasear por sus calles llenas de colorido y encanto colonial, sobre todo en la zona más antigua, la Ciudad Amurallada.


Esta zona, hace unos 25 años, era peligrosísima de noche. Recuerdo a unos amigos que viajaron a un congreso, a los que el director de su hotel les impidió que salieran por la noche a tomar copas, afirmando que era imposible garantizar su seguridad.
Hoy -salvo los ocasionales raterillos que pululan por todas las zonas turísticas excepto en Japón- se puede pasear con total tranquilidad a cualquier hora. 

Como veis, cada casa está pintada de un color diferente.



Hay otros barrios interesantes y muy animados, como Getsemaní, aunque, según parece, éste de noche es un pelín más inseguro, aunque en absoluto peligroso. No os lo puedo asegurar porque no pasé por allí de noche.

Algunos de los patios de la ciudad antigua me recuerdan mucho a Andalucía.



Cartagena es una de las más bellas ciudades coloniales de América. En cualquiera de sus calles se pueden encontrar iglesias interesantes, casas, señoriales o más humildes, pero siempre encantadoras... Merece la pena pasear sin rumbo fijo por ellas.


Ésta es la Plaza o Torre del Reloj, entrada original a la ciudad fortificada. Por ella también se llega desde la zona amurallada al barrio de Getsemaní. Es uno de los "puntos turísticos" más conocidos de Cartagena.


Y ésta es la Plaza de los Coches, donde antiguamente se vendía a los esclavos africanos, y que actualmente alberga un montón de tiendecitas en los locales que están bajo los arcos.



La ciudad también tiene una parte muy moderna, Bocagrande, donde se encuentran muchos hoteles importantes, y edificios muy altos.
Aquí tenéis una vista del puerto y la zona moderna.



Como he comentado antes, Cartagena es una ciudad de una enorme importancia histórica. Fundada en 1533, desde  muy pronto alcanzó una gran relevancia como ciudad portuaria, centro del comercio entre Europa y América. Por este motivo, sufrió numerosísimos ataques piratas, lo que dio lugar a la construcción de muchos fuertes para su defensa.


El más importante es el Fuerte o Castillo de San Felipe de Barajas, situado en una colina, lo que permitía que se pudiera observar con mayor facilidad a cualquier enemigo que intentara acercarse a la ciudad.

Vista desde lo alto del fuerte:



Uno de los ataques a Cartagena se produjo en 1741, cuando el almirante inglés Vernon atacó la ciudad con una flota de más de 180 barcos, y 30.000 hombres. Tan clara tenía Vernon su victoria, que incluso había ordenado que se acuñaran monedas conmemorativas.
Pero nunca es bueno vender la piel del oso antes de cazarla... porque Vernon se encontró con el almirante Blas de Lezo. El cual, cojo, manco y tuerto, y con 6 barcos y unos 3.600 hombres... derrotó al inglés.
Su hazaña no es, por desgracia, lo suficientemente conocida en España (si llega a ser al revés, tendríamos decenas de películas, libros y series sobre Lezo), así que os dejo aquí y aquí  unos enlaces por si queréis saber algo más sobre él.
Falleció poco después de su victoria contra los ingleses, por las heridas sufridas, y se sabe que está enterrado en Cartagena pero no exactamente dónde. Pero sí tenemos un monumento en su memoria, en el mismo Castillo de San Felipe (la foto la tuve que tomar de lejos porque la petarda de la guía de la visita iba a toda velocidad y no se quiso acercar).


De Blas de Lezo, vamos a pasar a San Pedro Claver, visitando el convento e iglesia que llevan su nombre, y que fueron construidos por los jesuitas en 1618.

San Pedro Claver, jesuita también, había llegado a Cartagena poco antes, e, impresionado por la situación de los esclavos negros (no olvidemos que Cartagena era uno de los principales puertos esclavistas de América), dedicó su vida a su defensa y protección. Hoy el convento alberga un museo en su memoria.

En la misma ciudad amurallada se encuentra también el Museo de la Inquisición, pero, por una serie de circunstancias, no llegué a verlo, así que nada os puedo contar.

Cambiando radicalmente de tema, si vais de viaje a Cartagena, es muy probable que os lleven a visitar talleres y joyerías donde venden esmeraldas. Es conveniente, siempre, ir a sitios de confianza, y huir de las "gangas" que ofrecen por la calle, porque nos pueden dar gato por liebre con toda seguridad. Pero, si os gustan las "piedras" como a mí, no está mal una visita. Compréis joyas o no, siempre podéis ver maravillas como éstas:



Ya os dije antes que las playas de Cartagena dejan bastante que desear. Sin embargo, no hay que preocuparse: relativamente cerca tenemos las playas de Barú y las de las Islas del Rosario, a las que se llega tras un corto viaje en barco (hay muchas excursiones organizadas).
Aquí vemos otro fuerte, desde el mar, en el viaje hacia las Islas del Rosario.



Nosotros fuimos a las Islas del Rosario, en las que se puede hacer un recorrido por las selvas (o bosques lluviosos, mejor dicho) del interior, o practicar "snorkel"... o simplemente hacer el vago en las playas y piscinas, disfrutando del sol y de alguna bebida tropical o cerveza (que fue lo que yo hice: de recorridos "selváticos" estaba servida, y el "snorkel" no se me da muy bien, jajaja).

Una agradable excursión para huir un poco del calor de Cartagena.



Y pasamos a la comida y el alojamiento. Ninguna de las dos cosas supone ningún problema: Cartagena está llena de restaurantes de todos los precios, y de hoteles para todos los presupuestos. En cuanto a los hoteles, la zona de Bocagrande está llena de hoteles modernos, y suele ser el lugar elegido cuando se viaja a Cartagena para asistir a algún congreso, porque los centros de convenciones están muy cerca.
Nosotros optamos por alojarnos en la parte antigua, en el hotel Sofitel Santa Clara.


He viajado bastante, y os aseguro que es uno de los mejores y más bonitos hoteles en los que me he alojado nunca.


Se trata de un antiguo convento, magníficamente restaurado, con habitaciones estupendas, y con todos los servicios de máxima calidad, desde los restaurantes y bares hasta la piscina y el spa.
Y el trato del personal es inmejorable.

Está muy bien situado, en pleno casco antiguo. Os lo recomiendo de corazón -barato no es, ya lo sé, pero si se puede dar uno un "homenaje" alguna vez, merece la pena-. Y os aseguro que esto no es publicidad pagada, jajajaja (las poquísimas veces que en el blog de cocina he hablado de algo que me han regalado, que no han pasado de ser algunas frutas y verduras o algún libro de cocina, lo he dejado muy claro, pero es algo de lo que huyo como de la peste, porque me parece que tanto mercantilismo se ha cargado el espíritu inicial de los blogs, pero eso daría materia para otra entrada...😜).


Para comer, las opciones son muchas, desde el picoteo a los restaurantes más "serios", y de la comida rápida a la tradicional colombiana, que aquí, lógicamente, es más fresquita y "marinera" que en la zona del eje cafetero.
Muy cerca del hotel, también en el casco antiguo, nosotros visitamos el restaurante "Juan del Mar". Un lugar muy agradable, que consta de un restaurante "normal" y una pizzería más "lujosa" de lo habitual (pizzería "gourmet", le llaman ellos). Probamos el restaurante, con unas ensaladas y pescados muy ricos. Y la decoración del local es muy original.

Y una vez alojados y comidos, dejo por hoy las crónicas viajeras. Me queda la de Bogotá, que prometo escribir prontito.
Espero que os haya gustado.

Comentarios

  1. Que lugares mas bonito , me alegra verte de nuevo besitos

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  2. Qué lugares tan bonitos y qué bien lo explicas todo .
    Gracias por compartirlo .
    Me alegra ver que publicas porque eso significa que vas mejor y que hay ánimo.
    Un abrazo guapa .

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  3. Siempre eliges unos viajes maravillosos por lo interesantes y bonitos. Me encanta lo que nos muestras y cuentas de Cartagena de Indias, un lugar digno de conocer. Otro a tener en cuenta.
    Un beso.

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  4. Cartagena una ciudad llena de encanto, color y sabor caribeño, sus calles del cento histórico son preciosas, que bonitas fotos, me haces recordar mi bello país. Al ver las frutas me he acordado de sus mujeres palenqueras con esas enormes bandejas de frutas que llevan en sus cabezas, siempre con vestidos llenos de color, tradición y folklore que hace parte de tantas cosas lindas que guarda la perla del Caribe. Preciosas fotos, feliz semana!

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  5. Hola, Marga:

    Ya extrañaba leer tus crónicas viajeras. La comida para mí sería un problema grave y desde que enfermé, las limitaciones son muchas. Así que es una suerte para mí poder leer crónicas como las tuyas que siempre me han encantado.

    El casco antiguo me parece simplemente maravilloso. Para los que adoramos el arte en su más amplia expresión (pintura, escultura, arquitectura, literatura, música...), las calles y fachadas de viviendas son un auténtico deleite. El colorido resulta muy interesante, pues impregna el entorno de una cierta alegría visual.

    Ahora mismo me voy a dar una vuelta por el restaurante que comentas, así como por el hotel para seguir viajando virtualmente.

    Besazos y feliz semana.

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  6. Que maravilla,me ha encantado tu entrada,he disfrutado mucho leyéndote y viendo esas fotos tan bonitas.Un besazo

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