Canadá (IV):Mont-Tremblant y Ottawa


Y continuamos con este pequeño recorrido por la costa Este de Canadá, esta vez entre las provincias de Québec y Ontario.
(Una pequeña aclaración: este viaje lo hicimos el pasado octubre, pero diversas circunstancias me han impedido subir las crónicas hasta ahora. Como no quiero que me pille el siguiente viaje, estoy intentando publicar rápidamente las últimas entradas).
Y, si queréis ver las etapas anteriores de este viaje, pinchando sobre los nombres encontraréis las crónicas de Tadoussac y Lac-à-l'Eau-Claire, Québec y Montréal.


Comenzamos por Mont-Tremblant.



Mont-Tremblant es, en primer lugar, una estación de esquí... pero he de decir que es una de las estaciones de esquí más bonitas que he visto en mi vida (y, aunque, por una lesión, hace ya tiempo que no esquío, en su momento visité unas cuantas).


Además, su oferta de ocio no se circunscribe a la temporada de nieve. De hecho, cuando nosotros llegamos aún no estaban abiertas las pistas, puesto que las nevadas habían sido muy escasas.
En Mont-Tremblant hay actividades todo el año, dependiendo de la época: hay rutas de senderismo y cicloturismo (que también se pueden recorrer, algunas de ellas, a caballo), campos de golf cercanos, una pequeña playa en el Lac Tremblant, pesca, vuelos en helicóptero, tirolina...



En esta plaza que veis en la foto superior, suelen organizarse, en verano y primeros días de otoño, espectáculos y conciertos al aire libre.

En otoño, fecha de nuestra visita, resulta muy agradable pasear por las calles del pueblo, llenas de colorido, y de cafés, restaurantes y pequeñas tiendas.


Eso sí, las de ropa deportiva y material de esquí son bastante caras. Si queréis encontrar ropa de montaña y esquí (y ropa informal de distintas marcas) a buen precio, podéis visitar un "outlet" cercano, "Tanger Outlets", en la población de Saint-Sauveur, a unos 40 minutos. Hay muchas prendas que merecen la pena.
Una pequeña iglesia en la parte antigua del pueblo.


Nosotros nos alojamos en el Hotel Homewood Suites by Hilton. Las habitaciones son, en realidad, pequeños apartamentos de lujo perfectamente equipados, con un salón amplio y confortable, una cocina completísima (con horno, nevera, microondas, lavaplatos, lavadora...), una habitación con dos camas enormes, en las que caben dos adultos y dos niños sin ningún problema...
Ideales para una excursión en familia.
(Entrada al hotel, con la omnipresente decoración de Halloween).


El hotel sólo tiene una pega: el desayuno es HORRIBLE. Productos de poca calidad, escasa variedad, la tostadora, literalmente, INCINERA las tostadas (varias se prendieron fuego)...  En su descargo, supongo que poquísima gente hace uso de ese desayuno, y optan por comprar sus propios productos y prepararlos en la cocina de la habitación, que, como digo, es estupenda. Lo que pasa es que nosotros íbamos sólo para dos noches, y en viaje organizado, así que no compramos nada. Pero, de haberlo sabido, ni se nos hubiera ocurrido tomar el desayuno del hotel, con la cantidad de panes, quesos y bollería excelente que hay en la zona.


Y, bueno, llevamos ya un rato paseando... ¡y sin comer ni beber nada!. Hay que poner rápidamente remedio a esto,jejeje.
Cenamos uno de los días en el cercano Hotel Marriot (muy bien, y con las "mini-raciones" habituales, por lo que recomiendo compartir). Pero no hay fotos, o sí las hay, pero con demasiada gente y difíciles de tunear.
Por cierto, el hotel tiene piscina de agua caliente al aire libre... en la que se bañaban unos cuantos valientes, a pesar de que la temperatura era de 2 grados bajo cero (aunque eso, para un canadiense, es primavera, jajaja).
Y el día anterior, cenamos en el restaurante "La Forge", situado en la plaza principal.


Es un estupendo restaurante, con magníficas carnes (tienen, por ejemplo, ternera Wagyu del tipo A-5). Son deliciosos también los tartar de salmón y de atún, aunque, como siempre en Canadá, las raciones son inmensas, así que es mejor, o bien compartirlos si se piden como plato principal, o tomarlos en la versión "entrante", que son porciones más pequeñas.

Y después de comer, habrá que beber también... y aquí, en Quebec, son muy típicas las fábricas de cerveza artesanal o " Microbrasseries" (que no nos confunda el nombre, se trata de destilerías de cerveza, no de restaurantes de comida a la brasa, aunque en algunos casos pueda haber algún plato cocinado de esta forma). Todas ellas, además, suelen tener pequeños restaurantes o "pubs" donde se puede comer.

Nosotros visitamos dos. La primera de ellas se llama "Saint Arnould".



Abre todos los días desde las 11 y media de la mañana hasta las 11 de la noche (salvo jueves, viernes y sábados, que cierran a las 12).

Hicimos una pequeña degustación de cervezas, desde la más suave hasta una intensa cerveza negra, pasando por alguna roja, otra aromatizada a la miel..
Después, para la comida, te sirven la que más te haya gustado de todas.




Normalmente, la comida en estas "microbrasseries" se compone de los habituales alimentos "dietéticos" (es decir, todo riquísimo, pero en raciones enormes). Suele haber sopas contundentes, como la de cebolla, de estilo francés, ensaladas, pasta, hamburguesas, y, cómo no, diversas variedades de "poutine".


Aquí vemos un pequeño "museo de cervezas".



Y la segunda "microbrasserie" que visitamos se llama "La Diable",  y está situada en el mismo pueblo de Mont-Tremblant (la anterior está a las afueras).

Aquí veis los pequeños "chupitos" para la degustación de la cerveza.
Y también se puede comer (el menú es similar a la destilería anterior, aunque hay también pescado y opciones vegetarianas).



Como obviamente hay que bajar la comida, no nos olvidamos de recorrer los alrededores, siguiendo alguna de las diversas rutas de senderismo.


Como veis, los paisajes son espectaculares, aunque ya se estaban cayendo casi todas las hojas de los árboles.
Recordad que estamos bastante al norte, así que, aunque fuera octubre, el otoño ya estaba muy avanzado (podéis ver algo de nieve y escarcha en los troncos y en las hojas). En la última entrada nos desplazaremos más al Sur, y allí os enseñaré fotos del otoño en todo su esplendor...
Aquí me ha tocado hacer un "despliegue de adhesivos"; no había ninguna foto con menos de 8 personas, jajajaja.


Después de pasar día y medio (dos noches) en Mont-Tremblant, nos marchamos hacia Ottawa. Y, en el camino, paramos para visitar un parque-reserva natural, el "Omega Parc".


Aunque yo no soy demasiado aficionada a los "parques con animales", he de reconocer que éste está muy bien montado, y que, si se viaja con niños, puede ser una experiencia fantástica, ya que hay muchas actividades especialmente pensadas para ellos, y también pueden dar de comer a algunos animales.

El paisaje, como veis, es una maravilla, aunque aquí también se ve el bosque ya un poco "peladito".



Ofrecen también la posibilidad de alojarse en cabañas de madera (una de ellas, la más lujosa, en la zona destinada a los lobos) y tiendas indias.


(Esta cabaña no es para alojamiento, parece más bien un puesto de observación).

El parque se recorre en un pequeño autobús (desde el que se puede alimentar a los animales), o en coche, y también hay rutas para senderismo o para ponys.
Nosotros, como veis, fuimos en el autobús.


Dejamos ya a los animales, y entramos en terreno urbano: Ottawa.



Ottawa, capital de Canadá, es una ciudad muy agradable. Ya está situada en la provincia de Ontario, aunque su área metropolitana comprende la ciudad de Gatineau, al otro lado del río Ottawa, y esta ciudad pertenece a la provincia de Québec. Precisamente se eligió como capital, entre otras razones, por su situación fronteriza entre la Canadá de origen francés y la de origen inglés.


Algunos la califican como "aburrida", comparada con Toronto o Montréal, y dicen que es una ciudad demasiado "administrativa". Evidentemente, no puedo afirmar si esto es cierto o no, puesto que estuve un día, pero, para una visita corta, hay bastantes puntos de interés, y también zonas donde disfrutar de un buen paseo o una buena comida.


Visitamos el Museo de Historia de Canadá, muy interesante, y con muchísima información acerca de los distintos pueblos que han ido formando este país (tanto los nativos -"Primeras Naciones", como los que han ido llegando a lo largo de los años).



Es  muy cómodo de visitar, incluso para personas con alguna discapacidad.
Aquí podemos ver una colección de tótems indios.



Una de las principales atracciones turísticas de Ottawa es la Colina del Parlamento, con sus edificios de estilo neogótico (y muy británico) donde se alojan la Cámara de los Comunes, el Senado, y diversos organismos gubernamentales.


Se puede visitar el interior, con visita guiada, pero nosotros llegamos un poco tarde, y ya estaba cerrado.



Ésta es la "Llama Centenaria" (o "del Centenario"), monumento erigido en 1967, para conmemorar el centenario de la fundación de Canadá. Jamás se apaga por mucho frío que haga (salvo que la previsión meteorológica sea realmente horrible); está alimentada con gas natural (puedo dar fe de la peste a gas, jajajaja).
Y, gracias a la llama, el agua de la fuente no se congela.


En esta colina del Parlamento nos encontramos, además, con otros monumentos y estatuas.
Como ésta, de Alexander Mackenzie, importante político canadiense que fue primer ministro en 1873.


Pero el más curioso y llamativo es el monumento a las "Famosas Cinco" o "Cinco Valientes".
Eran cinco sufragistas que, en 1927, plantearon al Tribunal Supremo de Canadá la cuestión de si la palabra "personas" en la Constitución canadiense incluía a las mujeres.
Con ello perseguían el objetivo de que se reconociera a las mujeres el derecho a presentarse como candidatas al Senado (aunque en muchas regiones de Canadá ya se reconocía el sufragio universal femenino, en otras aún no, y en muchos casos no se les permitía presentarse a determinados cargos.


La sentencia inicial fue negativa, pero se recurrió, y finalmente se admitió que, efectivamente, la Constitución reconocía que el concepto "personas" se aplicaba tanto a mujeres como a hombres.
Lo cual, como digo, era algo fundamental para que se pudiera alcanzar la igualdad en el acceso a cargos públicos, aparte de su valor simbólico.



Este monumento representa a estas cinco mujeres. Y, en concreto, aquí una de ellas muestra la portada del periódico en la que se publica la noticia del reconocimiento de la calificación de las mujeres como personas.


Todas estas cosas parecen muy lejanas, pero, si lo pensamos, sólo ha pasado un siglo. Mucho se ha avanzado, aunque aún quede mucho por avanzar, sobre todo en determinados países.

Os sorprenderá que, a estas alturas, todavía no haya dicho nada sobre la comida en Ottawa, jajajaja. Así que vamos a picar algo a la zona del Byward Market.


Éste era un antiguo mercado agrícola, en el centro histórico de Ottawa. Hoy, subsisten los tradicionales puestos de verduras, frutas, quesos artesanos y demás, que conviven con un montón de pequeños bares, restaurantes, cafés, tiendecitas, pubs...


Un lugar que uno no debe perderse en su visita a Ottawa.



Evidentemente, como estaba cerca el (dichoso) Halloween, había calabazas por todas partes. Algunas, para comer o para decorar en casa;  otras, meramente ornamentales, como éstas...


...o éstas, muy graciosas, cada una con una cara diferente.


También hay tiendas de galletitas decoradas.


Lo que no entiendo muy bien es qué relación tiene Obama con estas galletas: no sé si es que visitó la tienda y le gustaron, o que en la tienda se las dedicaron, o qué pasó 😂


Y, si sois golosos, en esta tienda podéis comprar las "Colas de Castor", un dulce típico canadiense, que yo no llegué a probar porque debe de tener tropecientas mil calorías y porque prefiero el salado al dulce, pero que dicen que está muy rico:


En cuanto al alojamiento, nosotros nos hospedamos en el Novotel, muy bien situado y con habitaciones muy cómodas. Y hay que destacar el FABULOSO desayuno (uno de los mejores que he tomado en hotel, y que sirvió para compensar un poco los espantosos desayunos de Mont Tremblant)...

(la foto no le hace justicia, pero es que está sacada de un vídeo, y sólo muestra una parte del buffet).

... y también el bar-restaurante de la zona del "lobby", muy agradable para tomar un vino o una cerveza, y picar una tabla de quesos y patés, o salmón.


Y vamos a terminar nuestro recorrido por Ottawa con un pequeño paseo, deteniéndonos un momentito frente a la iglesia de Nôtre-Dame, y la escultura de la araña, conocida como "Maman", de la escultora Louise Bourgeois, que tiene otras "gemelas" repartidas por el mundo, una de ellas en el museo Guggenheim de Bilbao.


Frente a esta iglesia (y a la araña), se encuentra la Galería Nacional de Canadá, del arquitecto canadiense-israelí Moshe Safdie (no llegamos a entrar, pero el edificio es impresionante).


Y por hoy, me despido. Nos quedaron algunas cosillas por visitar con más calma, como el Canal Rideau, que en invierno se convierte en una gigantesca pista de patinaje, y algún otro monumento más, pero el tiempo apremiaba. Así que, con esta foto "símbolo" de la ciudad, termino la "crónica"


Aún me quedan Toronto y las cataratas del Niágara... continuará.


Comentarios

  1. Vaya sitios mas bonitos los tejados de colores me gusta mucho , te espero con la siguiente besitos guapa

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  2. Gracias Marga por este viaje virtual, la verdad que con esas fotos y tu relato, cierro los ojos y casi que me veo ahí. A mi seguro que me encantaría ese postre ( Colas de Castor) pues el dulce me pierde.De nuevo gracias por compartir. besinos wapa

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    1. Jajaja, Fely, los que lo probaron dicen que está buenísimo.
      Besos, guapa.

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  3. Un reportaje precioso, con unas fotos espectaculares, queso esperando los siguientes.
    Besitos guapa

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    1. Gracias, Marta, a ver si este fin de semana tengo mejor conexión y lo publico. Besos.

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  4. Me ha rechiflado tu viaje, cómo lo cuentas y las fotos,impresionante la verdad

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  5. Que ganas tengo de conocer Canadá. Unas fotos estupendas :)

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  6. Que bien lo pasaste....la verdad es que pocos hoteles tienen buenos desayunos....la gente come mucha grasa (huevos fritos, tocinos, pancakes, papas) y poca bolleria....nunca me acostumbre a ese desayuno.....preciosas las fotos!.....Abrazotes, Marcela

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    1. El de Ottawa era fabuloso, porque había productos para todos los gustos, también para los que preferimos una cocina más sana.
      Muchas gracias, guapa.

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  7. Qué viaje tan precioso , los lugares son dignos de ver y disfrutar. Todas las fotografías son estupendas , especialmente en la que estás con el ciervo, me ha encantado !
    Gracias por estas crónicas informativas y tan amenas.
    Un abrazo.

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    1. Muchísimas gracias, guapa, me alegro de que te haya gustado. Besos.

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  8. De mayor quiero ser como tu, Marga, jijiji. Me encantan los viajes que haces :)

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    1. Jajajaja, me gusta mucho viajar. Sólo hago un viaje al año (bueno, uno "gordo", cuando puedo hago alguno cortito por España, o Portugal, o sitios cercanos), pero lo disfruto lo más que puedo.
      Me alegro de que te gusten mis viajes. Un besote.

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  9. Mi querida amiga cuanto disfruto con tus crónicas viajeras no me pierdo detalle y la verdad q lo cuentas tan bien q parece q estoy allí jijijiji eso quisiera yo lo q más me gusta en este mundo es viajar Mi hija ha salido hoy para la India y aunque estoy intranquila hasta q no vuelve pero me hace feliz Mil besicos y aquí estoy esperando tu relato del próximo

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    1. Seguro que la India le encanta, yo estuve hace muchos años y me gustó mucho.
      Gracias por tus palabras, guapa, y un beso.

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